sábado, 26 de julio de 2008

Cuatro lágrimas por día son buen remedio

hay veces en que las ganas de llorar desaparecen por un tiempo largo,las emociones no desaparecen pero simulan estar en una llanura, donde todo nos da igual, las cosas buenas, las malas no hacen ver unas lomadas, pero no más que eso. Tal vez eso se llame insensibilidad en algún momento o lugar, tal vez falta de compromiso con las cosas que nos rodean, o simplemente nos podamos remitir a la llanura de la que hablaba.
Pero indefectiblemente sabemos que no podemos estar sin llorar toda la vida, es bueno llorar, descarga, afloja, relaja.
Y un día, que parecía que iba a estar ausente de llanto como el largo período que veníamos teniendo, se empieza a condensaar la angustia, los problemas, las carencias, los desafíos, el miedo, el pesimismo, las decepciones, todo todo va tomando lugar en nuestra cabeza y desplaza a la llanura, a la insensibilidad, a la falta de compromiso...
Se hace un ambiente pesado, húmedo como para llover, pero todo ese proceso en nuestra cara, en los ojos, que ante un detonante particular (un terremoto en la llanura) se revuelve, se sacude y cae por fin la primera gota salada.
y un instante después la del otro ojo que se junta con la segunda del otro, y así hasta que empezamos a emitir gemidos espasmódicos si sobresale la angustia, o dejamos caer callados las lagrimas si sentimos decepción, un poco más potente es cundo hay dolor y pesimismo...
y todo esos sentimientos no desaparecen pero después del llanto queda como el envase vacío, y nos sentimos más livianos, sumado a las ganas de dormir que devienen y si podemos nos recostamos, y antes de quedarnos dormidos pensamos "soy un ser humano, no puedo todo", y con esa afirmación nos convencemos de que haber llorado no fue algo malo, simplemente nos alivió.
Por eso me di cuenta que es buen remedio cuatro lagrimas al día , para evitar el terremoto, y mantener medio vacío y medio lleno el envase.